Huevos revueltos al estilo Nicole
Una receta sencilla que huele a campo, lavanda y amor por lo natural.
Tiempo total: 15 minutos
Dificultad: Fácil
Porciones: 2
Ingredientes
4 huevos frescos de libre pastoreo.
1 cucharada de aceite de oliva virgen extra.
1 pizca de sal marina.
Pimienta negra recién molida al gusto.
Unas ramitas de tomillo fresco (o romero, si se prefiere).
Unas hojas de albahaca o perifollo (opcional, para frescura).
Pan rústico o baguette para acompañar.
Jitomates Cherry (un puñado).
(Opcional) Unas gotas de flor de naranjo o ralladura de limón para acentuar los aromas.
Preparación paso a paso
1. Preparar los ingredientes
Rompe los huevos en un tazón de cerámica o vidrio. No los batas en exceso, solo mézclalos con un tenedor hasta que la yema y la clara se integren de forma irregular. La textura no debe ser homogénea: así se notan capas suaves al cocerlos.
Añade una pizca de sal, un toque de pimienta negra y, si lo deseas, una pizca de ralladura de limón o unas gotas de flor de naranjo para dar carácter.
2. Infusionar el aceite
En una sartén antiadherente, añade el aceite de oliva virgen extra y las ramitas de tomillo. Calienta a fuego muy bajo durante 2 minutos. Esto infusiona el aceite sin quemar las hierbas.
Retira el tomillo (o déjalo si quieres un aroma más intenso) y baja aún más el fuego.
3. Cocer con calma
Vierte los huevos en la sartén. No subas el fuego. Lo ideal es cocinarlos a temperatura muy baja, removiendo lentamente con una espátula de silicón o cuchara de madera. El secreto está en no apresurarse: la cocción lenta permite que los huevos queden cremosos, como una emulsión suave, sin secarse.
Nicole los revuelve con movimientos amplios, como si acariciara la mezcla. Haz lo mismo. Tardarás unos 7–8 minutos, pero valdrá la pena.
4. Final y presentación
Cuando los huevos estén aún un poco jugosos (no completamente secos), retíralos del fuego. El calor residual terminará de cocinarlos. Sirve inmediatamente sobre pan rústico tibio o baguette tostado.
Decora con hojas frescas de albahaca o perifollo, jitomates cherry y un chorrito extra de aceite de oliva y, si te gusta, una flor comestible del jardín.
Consejos finales
El aceite de oliva es clave. Usa uno de muy buena calidad, idealmente provenzal o afrutado.
No uses leche ni crema. La textura cremosa viene de la cocción lenta, no de productos añadidos.
Acompaña con vino blanco seco, higos o queso de cabra suave para un desayuno campestre inolvidable.
Esta receta puede parecer humilde, pero en su sencillez vive toda la riqueza sensorial de la Provenza.